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  • Aluna Acompañamiento Psicosocial, A.C.

Julian Assange: castigo y dignidad

Palabras de Clemencia Correa[1] en el conversatorio “Historia Assange: criminalización, daño y censura[2]”.

“Si la guerra se inicia con una mentira, la paz puede ser iniciada con una verdad”, Julian Assange.



En América Latina sabemos de la persecución contra personas defensoras de derechos humanos y periodistas que denuncian las injusticias y buscan la verdad: son presas de poderes institucionales y fácticos que sienten que sus intereses están en juego.


En el caso de Julian Assange, ¿estamos ante la disputa de las verdades? La verdad que pudo constatar con pruebas un periodista, un hombre que tomó la decisión valiente de no quedarse callado ante la información que estaba encontrando sobre los crímenes atroces contra la humanidad que ha venido desatando la política imperial estadunidense, crímenes de guerra en Irak y Afganistán, así como las condiciones de las y los presos en Guantánamo, entre otros.


Tal vez él hubiera podido quedarse en silencio, pero no pudo. No lo hizo porque su ética periodística y humana no le permitió esconder en sus sueños, mejor en sus pesadillas, el horror del que muchas personas y pueblos del mundo estaban siendo víctimas por la sevicia de la potencia mundial.


La otra verdad, sustentada en las mentiras, creada y recreada por algunos medios masivos de comunicación que rinden pleitesía a los poderes dominantes para imponer una verdad social de que nadie puede salirse de su control; una narrativa creada para sustentar que quien diga la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos debe ser castigado, que nadie puede oponerse al estatus quo y menos de una potencia mundial; un discurso en el que hay que criminalizar, aislar y destruir a quien lucha por la verdad y la búsqueda de la justicia.


Poco a poco, en el transcurso de estos 11 años, se ha minimizado lo que está detrás del caso Assange; las violaciones a los derechos humanos que los pueblos están sufriendo por las condiciones infrahumanas de las cárceles; la guerra como sustento económico por encima de millones de vidas humanas. Además, en muchos países de América Latina, las investigaciones se ponen en las víctimas y no en los victimarios.


Develar estas verdades por parte de Assange ha sido mostrar públicamente los secretos que estaban guardados por mucho tiempo en cajas fuertes. Secretos oscuros, candados de complicidades. Los secretos construidos con tanto esfuerzo para mantener intereses políticos, económicos y militares de potencias mundiales.


El origen del nombre: "Wiki significa rápido en hawaiano", así que WikiLeaks significa "filtraciones rápidas". En una de las entrevistas a John, padre de Julian Assange, comparte que su hijo sabía que podía hacer algo por todos aquellos que no tenían la posibilidad de conocer la verdad o lo que se entiende como verdad. Y eso fue lo que él fundó: un espacio posible de información verídica de lo hay detrás de teatros de operaciones, el cual sigue siendo para muchas personas, organizaciones y movimientos una alternativa para saber a lo que nos estamos enfrentando.


En marzo del 2010, WikiLeaks presentó un documento, supuestamente obtenido de los servicios de inteligencia estadounidense, que habla del "riesgo" del trabajo de esta organización para el sector militar y de "dañar la confiabilidad" del sitio para neutralizarlo ¿Qué significa neutralizar en lenguaje militar? ¿Dañar la confiabilidad de WikiLeaks les ha implicado, entonces, crear una estrategia para vengarse, generando un daño estructural a Julian Assange, a su familia, al periodismo internacional y a diversos sectores del mundo?


Assange es un caso de un castigo ejemplar internacional, principalmente para periodistas, pero no solo: es una forma de recordar, en el siglo XXI, que cualquiera que se oponga a los poderes dominantes puede sufrir lo que él está sufriendo. Un castigo ejemplar basado en la tortura psicológica, como bien lo expone el Relator Especial sobre la tortura de las Naciones Unidas, y en el marco de una estrategia de terror, agregaría yo.


La noción de tortura es abordada en la Declaración y Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles Inhumanos o Degradantes, de las Naciones Unidas, y en la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, entre otros tratados internacionales. Refieren actos contra la integridad física y psicológica de la persona realizados intencionalmente para infligirle penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva o como pena.


La tortura psicológica, como lo enuncia la Corte Interamericana, busca “anular la personalidad de la víctima” o “disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica”. En el caso de Julian Assange es claro cómo ha operado la tortura psicológica: no poder salir a la luz del sol, el aislamiento (para perder la referencialidad del tiempo y espacio), la incomunicación, la imposibilidad de acceder a sus vínculos amorosos, tener solo una hora a la semana para hablar por celular con su esposa. Es buscar quitarle el sustento de lo que da sentido a la humanidad: el amor y la solidaridad como posibles formas de afrontamiento.


Además, la Corte Interamericana ha incluido a los familiares de víctimas de derechos humanos también como víctimas[3]. En nuestro caso, es más que contundente que la familia de Assange (esposa, papá, mamá, hermanos e hijos) es víctima de la tortura psicológica dadas las afectaciones que presenta por no poder estar con Assange; las privaciones de sus hijos pequeños al no poder compartir con su padre; pensar cómo está siendo torturado y no poder cuidarlo; el desgaste diario de estar en los procesos ante instancias de justicia, digo, de injusticia; romper la dinámica y el proyecto familiar, entre otras.


Esto no ha sido suficiente. Las estrategias de terror también buscan crear parálisis, impotencia de sentir que ya no se puede hacer nada. La familia ha sido víctima de amenazas, hostigamientos, carros frente a la casa, llamadas. No solo es el miedo y la ansiedad por sentir que tal vez Julian no pueda regresar a casa, sino recordarles quién tiene el control de sus vidas.


Assange dice en uno de sus escritos: “La valentía contagia”. Pero el terror también, y ese ha sido precisamente el propósito de esta estrategia: dar un mensaje de lo que puede pasar si alguien hace lo que él hizo; la construcción de una narrativa para generar aislamiento, vilipendiar la imagen de un luchador social (no se baña, es sucio) para que no exista solidaridad, para crear indiferencia. Dibujarlo como monstruo.


¿Por qué tanta insistencia de medios comunicación masiva para indagar cómo era la relación con su padre y por qué estuvieron distantes en alguna época de su vida? ¿Qué es lo que se quiere mostrar ahí? ¿Acaso esto sirve para conocer los valores éticos y políticos que movieron a Assange a decir la verdad? ¿Sirve para mostrar que el gobierno de Estados Unidos ha dañado a tantas mujeres, a tantos niños y hombres con sus guerras?


Una estrategia de este nivel tampoco se podría hacer sin impunidad: la falta de sustento jurídico para condenar a Assange, creando más de 17 cargos para mostrar al mundo que una persona puede ser condenada a 175 años y que no hay nada ni nadie que pueda contrarrestarlo, ni política ni jurídicamente. En suma, un círculo de terror, impunidad, mentiras y silenciamiento.


Es claro que el problema que están enfrentando Assange y su familia no es solo de justica. Las autoridades de Estados Unidos temen que se siga evidenciando la eminente forma de actuar de los gobiernos: ocultando verdades sobre crímenes de lesa humanidad y argumentando que la publicación de las informaciones reservadas atenta contra la seguridad nacional de éste y otros países.


En palabras de Assange: "La CIA no tiene miedo de que alguien filtre información. La CIA tiene terror de que la gente sepa que hay personas que pueden revelar información y salirse con la suya. Si demuestras que alguien lo hizo y tuvo una bella vida, entonces existe un incentivo tremendo"[4]. Lo cierto es que hasta el momento no se ha podido demostrar que la información publicada haya afectado a la población de algún país.


La decisión de la extradición mostrará tanto la correlación de fuerzas de las instituciones estadunidenses, como la fuerza o no de las movilizaciones sociales mundiales y el apoyo de algunos países.


¿Acaso nos seguimos enfrentando a la lógica de la edad media, cuando la única forma de salvarse era irse al otro bando en disputa? A lo que tuvo que hacer Martin Lutero por ser protestante y esconderse de la iglesia católica. A lo que ha tenido que hacer Snowden, exiliándose en Rusia para salvar su vida ya que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha clasificado su participación en el programa de vigilancia como un asunto criminal.


Quiero referirme al veredicto de la corte de Reino Unido para decidir si acepta o no el proceso de extradición. Nos muestra, por un lado, que la corte no cuestionó las razones de Estados Unidos para solicitar la extradición de Assange tras la publicación de información de WikiLeaks; además, no expresó que su gobierno está violando el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que dispone que “nadie podrá ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”, ya que es justamente lo que está viviendo Assange en la prisión de Belmarsh.


Stela Moris, esposa de Assange, advirtió asimismo que el fallo es "peligroso y equivocado", pues las garantías dadas por Estados Unidos son "intrínsecamente poco fiables". Esto porque, aunque el gobierno estadounidense ofreció garantías de que Assange recibiría el trato adecuado para proteger su salud mental, posteriormente señaló que no aplicaría medidas restrictivas a menos que el periodista cometiera un acto en el futuro que las mereciera.


En uno de los dictámenes médicos de este proceso se esgrime que Assange tiene un cuadro depresivo con crisis emocionales. En los noticieros se le ha mostrado una y otra vez vulnerable, bajo de peso, confuso. Agregaría que otras personas que han sido víctimas de tortura también han tenido síntomas de estrés postraumático: aparece dificultad para establecer relaciones, miedos, ansiedad e incluso sentimientos de culpa. ¿No es acaso normal que aparezcan estos síntomas? Seis años aislado en un piso gracias al gobierno ecuatoriano de Correa y más de tres años encerrado en las peores condiciones bajo la excusa de la pandemia.


Que se conozca el estado de salud físico y emocional de Assange no es lo grave. Lo es que aun sabiendo esto, el gobierno del Reino Unido, por un lado, lo mantenga en esas condiciones carcelarias y esté dispuesto a emitir la orden de su extradición y, por el otro, que el gobierno estadunidense esté pasando por encima de todas las normas internacionales a la luz de la mayoría de los gobiernos de Europa y América Latina e incluso de instancias internacionales de derechos humanos. ¿Acaso, quieren verlo morir de inanición o que llegue a la locura para demostrar que nadie en el mundo puede tener tanta fuerza política, ética y espiritual para mantenerse en alto?


La vida de Assange se ha querido utilizar como una marioneta que se mueve de acuerdo con los intereses de las potencias mundiales y los países que se repliegan a su ideología. Lo cierto es que a pesar de todo lo que han hecho los gobiernos de EU, Ecuador (del presidente Moreno) y Reino Unido, no han logrado que Assange sea derrotado gracias al valor y a la dignidad con que él y su familia han venido enfrentando en este proceso, en compañía de la solidaridad de millones de personas, organizaciones, movimientos y algunos estados que se han pronunciado a su favor en más de 11 años de terror.

En el documental Ithaka sobre Assange[5], su padre John comparte cuentos que lee a su hija para tratar de narrarle la historia de Assange. Allí aparece el de la ballena Moby Dick, que cuenta que cuando las ballenas nadan en manada pueden escaparse y son más rápidas, pero que el ser hostigadas y perseguidas por muchos barcos pescadores les genera incertidumbre, miedo y pánico que hace que rompan la manada, pierdan el rumbo y así puedan ser atacadas una por una.


Estela, John y Gabriel: hoy queremos que vean que, en México, y ojalá también en otros países de América Latina y Europa, estamos fortaleciendo esta manada para cuidar a las ballenas que están en extinción.


Solicitamos al mundo seguir juntos en este momento coyuntural para proclamar por la verdad y la justicia para Assange y para muchas otras personas defensoras y periodistas que están injustamente encarceladas y que enfrentan tortura, como en Colombia y en Nicaragua: permiso para que las y los presos puedan tener visitas de su familia. Trato digno y los derechos básicos de un ser humano: comida sana, dormir, recibir la luz del día, hacer ejercicio. Procesos jurídicos legales. Y lo más urgente hoy para Assange: su libertad, excarcelación y no extradición.


Quisiera finalizar estas palabras con una frase de John Shipton: Julian Assange sabía lo que vendría cuando dijo: “Nuestras comunicaciones son espiadas y guardadas” o “deseo que toda la información que hay en la tierra sea de acceso público”. Y por eso, ahora el mundo es otro. No el mundo que quisiéramos, sino el que nos imponen y por cuyas rendijas se filtra todavía el fuego y la luz de Prometeo. El fuego y la luz de Assange están presentes.


[1] Psicóloga colombiana que, desde 1990, ha trabajado con víctimas de violaciones a los derechos humanos durante la guerra en su país. Es directora de la organización Aluna Acompañamiento Psicosocial, que fundó en 2013 en México, la cual acompaña a personas defensoras y periodistas que están en riesgo por el trabajo que desarrollan en un contexto de violencia sociopolítica. Ha sido perita psicosocial ante la Corte Interamericana en casos de tortura sexual y desaparición forzada. [2] Realizado el 12 de septiembre de 2022, en Ciudad de México, con la participación de Clemencia Correa, de Aluna Acompañamiento Psicosocial, Tanja Olbrich, del Goethe-Institut Mexiko, Fernanda Hopenhaym, de Poder, y la periodista Daniela Pastrana. [3] La víctima ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos a 25 años de su funcionamiento: https://www.corteidh.or.cr/tablas/R08060-4.pdf [4] Wikileaks advirtió a EEUU que tiene más información: https://www.lajornadanet.com/diario/archivo/2010/noviembre/30/1.html [5] Ithaka, documental sobre la lucha para evitar la extradición de Julian Assange a Estados Unidos, producido por su hermano Gabriel Shipton.

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