Exilio en Nicaragua, forma represiva pero también proceso de resistencia
En Nicaragua, el régimen dictatorial de Ortega-Murillo está imponiendo un modelo de sociedad autoritaria patriarcal que no sería posible sin la impunidad, afirmó Clemencia Correa, directora de Aluna, durante la presentación del Informe Nadie se va porque quiere. Voces nicaragüenses en el exilio, realizada el 30 de octubre pasado.
"Han utilizado diversas estrategias que están dejando crímenes de lesa humanidad y generando procesos de deshumanización brutales que pensábamos serían imposibles de repetir en América Latina".
En el caso del destierro, destacó que se trata de un "mecanismo perverso" que "no se daba desde el nazismo".
Correa señaló la importancia del informe en cuestión ya que representa "una palabra trasgresora" frente a una dictadura que ha querido ocultar la verdad. Uno de sus aciertos, consideró, es que evidencia los afrontamientos que las personas han tenido para vivir en el exilio, sobrevivir, rehacer su vida y resistir. Afrontamientos como la participación política, la denuncia, las redes de apoyo, la construcción del tejido social, el acompañamiento y también el exilio.
"El exilio es una forma represiva de romper los vínculos, pero también un proceso de resistencia"
La directora de Aluna resaltó que, pese a todo, a las personas exiliadas y desterradas de Nicaragua no las han podido despojar de su memoria, de sus afectos y del sentido de esperanza.
"La solidaridad continúa siendo una forma de afrontamiento que el régimen no podrá controlar"
Asimismo, llamó a "no minimizar el riesgo y a seguir en la construcción de estratégicas de protección acordes a la gravedad de la situación".
Conoce aquí la intervención completa de Clemencia Correa.
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